domingo, 16 de octubre de 2011

María

María nació inocente y pura en un mundo no tan inocente y puro.

Sus padres fueron personas muy sabias pero que cometieron errores estúpidos como todas las personas muy sabias.

Fue a un colegio en donde le enseñaron a creer en sí misma pero al mismo tiempo la regañaban por ser ella misma.

Tuvo amigos que la quisieron realmente y que la decepcionaron realmente y ella quiso realmente y decepcionó realmente a sus amigos.

Se enamoró muchas veces y se desenamoró muchas más. Amó y odió y volvió a amar y volvió a odiar y al final nunca supo si amó u odió más.

Estudió lo que quiso pero trabajo en lo que debía.

María enseñó y fue enseñada y aceptó y entregó mucho pero también quitó y negó mucho. María aprendió a llorar con una canción mientras peleaba por una injusticia y nunca olvidó rezarle a su dios aún cuando sabía que este esperaba que sea ella misma quién se salve.

Y un día cuando vieja miró hacia atrás y se vio a sí misma y vio que rio lo suficiente pero también lloró lo suficiente. Y pensó que la vida era justa y era injusta al mismo tiempo y que las personas eran nobles y crueles al mismo tiempo y que ella hizo lo correcto y lo incorrecto al mismo tiempo y decidió que era un buen momento para morir ya que había vivido y muerto en vida muchas veces.

Y entonces cerró los ojos, suspiro satisfecha por haber vivido una vida buena y mala al mismo tiempo y sonrió antes de morir sabiendo que volvería a vivir muy pronto.