sábado, 9 de abril de 2011

Mi querido ángel


      “Ángel de la guarda, dulce compañía no me desampares ni de noche ni de día.”
Recuerdo que de niña rezaba esta oración cada noche junto a mi madre o mi dulce abuela antes de dormir y de verdad creía que mi ángel de la guarda me protegería de día y de noche. Con el tiempo y mientras fui creciendo fui olvidando a mi querido ángel al punto de no recordarlo o hablar con él por muchos años.
Ya de adulta y en una de esas crisis existenciales empecé a preguntarme que era la vida, me preguntaba si era esto que vemos y percibimos con nuestros cinco sentidos o algo más, algo que no vemos pero sentimos que existe. Recuerdo que a menudo hacía esta reflexión: Si esto que vivo es la vida y no hay más, entonces debería morir pues ya hice todo lo que se supone debía hacer. Y fue esta reflexión, este buscar ese algo más que me llevo a reencontrarme con mi ángel. Fue mientras leía un libro de metafísica y asistía a un curso de sanación con imposición de manos que conocí a una linda señora que me ofreció asistir a un curso de ángeles. Fui y en ese curso aprendí que los ángeles tienen su propio nombre, que existen jerarquías dentro de su mundo, que los diferentes arcángeles son regentes  de los diferentes rayos y  que podemos cubrir con la luz  de diferente color de cada rayo a una persona o situación para ayudarla, aprendí a invocarlos a través de un mantra y lo más importante, aprendí que ellos respetan nuestro libre albedrío y que solo intervienen para ayudarnos si así se lo pedimos, de otra manera  solo se limitan a acompañarnos en situaciones difíciles.  Y como atraemos a nuestras vidas aquello en que pensamos, en esa época también  llegó a mis manos un libro que narra la historia de un hombre que viaja desde muy lejos para aprender el nombre de su ángel. Esto me hizo querer saber el nombre de mi ángel y empecé a pedirle y pedirle que me lo diga y lo hizo. Una mañana desperté con un nombre extraño en mi mente y supe que esa era el nombre de mi angelito. Desde entonces lo llamo por el siempre que conversamos o le pido algo.
Desde que aprendí sobre los ángeles estos se han vuelto una presencia activa en mi vida, cuando me siento en peligro o sé que voy a ir por un lugar peligroso le pido inmediatamente a mi angelito que me cuide. Cuando viajo le pido al arcángel Miguel que envíe sus ángeles de la protección y envuelvo el bus o avión en luz azul. Si sé de alguien enfermo o veo un accidente, le pido al arcángel Rafael que envíe a sus ángeles de la sanación para ayudar a esa persona. El otro día un buen amigo me comentaba que él usaba el color violeta para transmutar una mala situación y así es, el arcángel regente de este rayo es Zadkiel. Si necesito sabiduría para resolver un problema le pido al arcángel Jofiel me envuelva en su luz dorada. El arcángel del rayo rosa es el arcángel Chamuel y su luz me llena de amor. Si es paz lo que necesito le pido al arcángel Gabriel su luz blanca de la paz y la tranquilidad y finalmente si es prosperidad o suministro lo que quiero, el arcángel  Uriel, regente del rayo oro rubí me ayuda.
Puedo decir que mi angelito de la guarda me ha ayudado en infinidad de veces, recuerdo la vez que por descuido deje mi anillo de compromiso, mi alianza de matrimonio y un anillo de plata en el baño público del Cultural y que después de dos horas y cuando me di cuenta del olvido le pedí a mi ángel que me los devuelva.  Subí muy triste a mi clase y al preguntarle a las alumnas si alguien había encontrado estos anillos, mis alumnos me propusieron ir en parejas a preguntar por todos los salones del edificio. Lo hicimos y fue precisamente en el salón cuya puerta yo toque que se encontraba una linda chica que puso en mi mano mis anillos de vuelta. Ella me explico que pensó entregarlos a la oficina de secretaria pero que algo como una voz le había dicho que los guarde ella misma. Y fue así como recuperé mis queridos anillos. Puedo también mencionar las veces en que no encuentro algo y le pido a mi angelito que me ayude y así lo hace. Cuando tengo un problema complicado, me duermo pidiéndole ayuda a mi ángel y a menudo despierto con una solución para mi problema. Estos son algunos ejemplos de cómo mi querido ángel me ayuda. En ocasiones cuando converso con él no le pido nada y simplemente le agradezco por estar allí o le cuento como va a ser mi día. Cuando algo bueno me sucede mi reacción es decirle: Gracias angelito querido por esto.  
En esta época de avance tecnológico y de conocimiento donde la tendencia consumista y materialista rige la vida de muchos es cada vez más fácil encontrar personas que no creen en ángeles, en milagros y en la presencia de seres de luz. Espero querido lector que después de leer esta nota, recuerdes o consideres conversar con tu angelito de la guarda que de seguro está listo y esperando que te comuniques con él o ella. Siempre recordemos que los ángeles son seres de luz que nos acompañarán y cubrirán con su amor y protección durante toda nuestra vida pues ese es el propósito de su existencia.